Ni tan buenos ni tan malos. Apuntes sobre las confluencias.

De un tiempo a esta parte estamos asistiendo a una serie de artículos y dimisiones en prensa en la que compañeros/as (o ex) de IU están lanzando un discurso común que es una suerte de ‘revisionismo histórico exprés’. Y digo exprés porque están intentando reescribir una historia muy, pero que muy reciente: la de la no confluencia a nivel estatal entre IU y Podemos para las elecciones del 20-D.

Leyendo estos artículos, se llega irremediablemente a la conclusión de que si no hubo confluencia fue, única y exclusivamente, por los errores de IU. Que la cerrazón de IU Federal, su obsesión con las siglas y la deuda económica fueron los condicionantes determinantes. Y en ese análisis reduccionista y sesgado subyace la idea, tan falsa como oportunista, de que hay una IU “buena” que ha sabido hacer bien las cosas (EUiA y EU) y otra IU “mala”, sectaria y torpe que no ha sabido entender la confluencia. Nada más lejos de la realidad.

La no confluencia para el 20-D no responde tanto a los errores de IU (aún existiendo esos errores, más que detectados y autocriticados), como a la cambiante estrategia electoralista de Podemos. Es algo que salta a la vista si se hace un análisis mínimamente profundo y riguroso.

Basta observar dónde sí hubo confluencia: Cataluña y Galicia. Lugares donde Podemos, bien por debilidad orgánica propia o por la fuerte presencia consolidada de izquierdas históricas y/o nacionalistas, no tenía la fuerza ni el espacio suficiente para presentarse sola con garantías de éxito. Es tremendamente injusto con los compañeros/as del resto del Estado -además de incierto- vender esto como que EUiA y EU lo han hecho bien y el resto, mal. La realidad es que si ellos están en confluencias no es porque lo hayan hecho mejor que los demás, es sencillamente porque Podemos así lo ha decidido en función de sus intereses estratégicos. Es decir, estaban en el momento justo en el lugar apropiado. Porque lo que sí es cierto es que las federaciones “aptas” para confluir las ha filtrado y escogido Podemos. Lo que es falso es que lo haya hecho con un criterio de diferencias políticas entre ellas. Ni por asomo.

EUiA y EU que no han hecho nada especial que no haya hecho IU en Navarra, La Rioja o Murcia, por ejemplo. Todas las federaciones se han ceñido a la voluntad política confluyente decidida federalmente a mediados de 2014. Simplemente, en esos otros territorios no se daba la correlación de fuerzas adecuada para que a Podemos le interesara la confluencia. O dicho de otro modo: Si los compañeros/as de La Rioja hubieran tenido un mayor apoyo y Podemos los hubiera necesitado, ahora mismo con total probabilidad tendríamos confluencia en La Rioja y automáticamente habrían dejado de ser de la IU “mala” para pasar a formar parte de la IU “buena”, siempre según el análisis superficial que hacen los artículos a los que me refiero.

Cargar la responsabilidad sobre IU Federal, aún admitiendo sus errores, tampoco se sostiene. ¿Acaso no firmó y aceptó IU la confluencia gallega? ¿Por qué no iba a aceptarla entonces en Aragón o Navarra, máxime cuando la confluencia era un mandato de la propia IU Federal? Cierto es que la confluencia catalana no contó con el visto bueno federal, pero eso fue debido a las irregularidades en el proceso de EUiA -en las que no entraré ahora, son de sobras conocidas-, no a la falta de voluntad de IU.

Sobre el tema de la deuda económica como argumento de no confluencia no me voy a extender, porque se desmonta con sólo tres letras: ICV. Es público y notorio que la formación ecosocialista catalana tiene tantos problemas económicos como IU, y eso no fue obstáculo para Podemos a la hora de confluir (por dos veces, además: autonómicas y generales). Por tanto, no resulta creíble que sí lo fuera para confluir con IU. Tampoco es creíble el tema de la testarudez por las siglas de IU, cuando por ejemplo en Cataluña el nombre de la confluencia recoge precisamente las siglas de los «nuevos» (En Comú y Podem) y esconde las de los «viejos» (ICV y EUiA).

Creo que queda pues suficientemente explicado que si hay confluencia selectiva y no estatal no es debido las diferentes actitudes o posiciones políticas de las distintas federaciones de IU o de la propia IU Federal, sino a causa de los intereses estratégicos -y legítimos- de Podemos. Lamento si con esto estropeo a alguien su papel de visionario capaz de ver donde los demás estamos ciegos, pero la realidad es que no estamos en un escenario en el que la confluencia es el premio a los “buenos” y la no confluencia el castigo a los “malos”. Ese análisis, además de mediocre y peligroso, es una falta de respeto al resto de federaciones y a los/as compañeros/as que se han partido el lomo por la confluencia, para encontrarse con el no por respuesta sistemática o, peor aún, con condiciones draconianas diseñadas para ser inaceptables u ofertas de fichaje al más puro estilo futbolero.

Es por tanto momento de hacer estas aclaraciones y situar la historia en su verdadero contexto, antes de que determinados relatos inexactos e interesados se instalen en el imaginario colectivo. Partir de la base del análisis correcto de los hechos, y explicarlos al conjunto de la sociedad, es una necesidad imperiosa para quienes estamos trabajando -entre la espada de los fascinados con Podemos y la pared de los conservadores inmovilistas- por mantener, mejorar y ampliar un proyecto anticapitalista, feminista y ecologista que mantenga los valores de clase de IU frente al pensamiento líquido de la mal llamada “nueva política”.

4 pensamientos en “Ni tan buenos ni tan malos. Apuntes sobre las confluencias.

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  2. Varias cosas, sobre confluencias a la carta, tomando como referencia varias citas del texto:

    «Lugares donde Podemos, bien por debilidad orgánica propia o por la fuerte presencia consolidada de izquierdas históricas y/o nacionalistas, no tenía la fuerza ni el espacio suficiente para presentarse sola con garantías de éxito».

    Primero que nada, existe una la profunda interrelación entre esa debilidad orgánica y la presencia consolidada de otras fuerzas. AGE, BComú (que se venía desarrollando anteriormente a Podemos y a cuyo desarrollo no eran ajenas, más bien al contrario, ICV y EUiA), Compromís, parten de unos deberes hechos mientras en otros sitios se mantiene una posición subalterna hacia el PSOE, cuando no lineas políticas más bochornosas como en el caso de IUCM. Esto no quiere decir que EUiA y EU no es que sean muy buenos y los otros muy malos («buenos» y «malos» es un término idealista que no dice nada), sino que han sabido atender a una nueva realidad cultural; realidad cultural a la que atendía el proceso de refundación lanzado en 2009, las tesis de la X Asamblea y la iniciativa SUMA, todo ello muy malogrado (en el caso de SUMA, directamente mandado a la papelera), en otoño de 2013… ¿Electoralismo? ¿Confluencia a la carta? sí, hay una parte, como cuando en 2011 IU no apostó por confluir con Equo pero sí con su referente catalán, ICV; pero volviendo a lo de antes, se vio más próximidad a la hora de conformar proyectos comunes en EU y en EUiA.

    «Si los compañeros/as de La Rioja hubieran tenido un mayor apoyo y Podemos los hubiera necesitado, ahora mismo con total probabilidad tendríamos confluencia en La Rioja».

    Volviendo a la hipótesis electoralista, esto no es cierto. En Asturies IX sacó unos resultados incluso mejores que los de CSQEP, un 13%; no es que fueran mejores que los de Podemos Asturies (20%), pero sí considerables para que desde una postura electoralista se intentase conformar una confluencia asturiana. Sin embargo, y demostrando con ello que no es una cuestión electoralista y que no es éste el factor que primaba, se desecha esa posibilidad a causa de la sumisión de IX hacia la Federación socialista Asturiana, que alcanza límites sonrrojantes como son que diputados de IX acudan a la bancada psocialista en medio de plenos y comisiones para saber qué tienen que votar, o que la representante de IX en la mase parlamentaria vete comparencias de figuras de la FSA bajo la sombra de la corrupción como el ex-dirigente minero José Ángel Fernández Villa. Izquierda Asturiana, que de podemita tiene poco puesto que concurrió con UP en diciembre, hacía este análisis tras las elecciones, está en asturiano pero creo que no es especialmente difícil la lectura por su similitud con el castellano http://www.ias.as/la-hora-del-movimientu/#more-587 Resumiendo, Podemos Asturies, y supongo que Podemos estatal tampoco, no acepta neocarrillismo como animal de confluencia.

    «Tampoco es creíble el tema de la testarudez por las siglas de IU, cuando por ejemplo en Cataluña el nombre de la confluencia recoge precisamente las siglas de los “nuevos” (En Comú y Podem) y esconde las de los “viejos” (ICV y EUiA)».

    Sobre marcas y siglas, más allá del marketing estas reflejan proyectos políticos, y la realidad es que Podemos y En Comú eran marcas al alza (hasta que deje de serlo, porque ese día llegará) e IU, desgraciadamente y pese a todas sus grandes aportaciones estas últimas décadas, no. Pero bueno, que esto mismo pasó cuando el PCE apostó por IU, el PSUC por IC, o la propia IU cuando apuesta por las siglas primero de AeC (no digo que IU crease AeC, pero sí es una obviedad que acabó haciéndose con su control) y finalmente de UP (finalmente, se incluyen en segundo lugar las siglas de IU, si bien ¿hasta cuándo?).

    Sobre pensamientos líquidos y otras zarandajas, la realidad hasta la fecha es que unos tíos que tienen 65 escaños (62, si quieres quitamos los de EUiA y la de EU) están diciendo y defendiendo prácticamente lo mismo que otros que tienen 2. Pero bueno, que a mi me parece muy legítimo rehusar «camuflajes» «nin por un millón de votos». Eso sí, a los que gobiernan sin presentarse a las elecciones sí debe joderles ese «camuflaje», porque si no es con Gran Coalición no les salen las cuentas.

    ¡Saludos!

  3. El año 2012 era un año muy especial para la militancia gallega de Esquerda Unida. Gracias al trabajo en la sombra de la militancia durante muchos años y en especial de Yolanda Díaz como coordinadora pateándose toda Galicia y sus problemas, por primera vez Esquerda Unida estaba a un paso de entrar con fuerza en el parlamento gallego. Toda la militancia, hasta los más pesimistas, daban por segura nuestra entrada en el parlamento gallego y en mi caso todavía recuerdo mi (optimista) apuesta por cinco diputados. Solo los que habían emigrado y no militaban ya activamente en Galicia tenían malo augurios.

    Mientras tanto en otro mundo, porque era otro mundo, el nacionalismo estaba viviendo tiempos convulsos. El BNG se dividía y de una de las escisiones salía Anova. Como formación recién nacida pensaban que iban a comerse el mundo y también llegaron a hablar de 5 diputados propios. Por entonces nos veíamos desde la distancia, desconfianza y especialmente desde el desconocimiento. Nadie imaginaba entonces lo que estaba por suceder en Galicia.

    Fue más un cúmulo de casualidades que otra cosa lo que propició el acercamiento entre formaciones. Por supuesto había intencionalidad,, sin duda la historia completa es muy larga y creo que da para un libro, pero solo un remolino de cosas y la personalidad de Beiras y Yolanda acabó por desbloquear y sacar adelante un acuerdo al que se acabarían sumando más formaciones políticas (Equo y Espazo).

    Los dos mundos empezaban a juntarse y el primero en asustarse y darse cuenta del peligro del frente unido fue Feijóo que no dudó en adelantar las elecciones para evitar el acuerdo y asegurarse la victoria. Lo segundo no pudimos impedirlo, nos falto una semana de campaña, pero acabábamos de juntar dos mundos con espléndido resultado y eso tendría consecuencias futuras muy claras. Hoy las mareas, que en muchos casos ni apoyó Podemos, gobiernan en muchas de las principales ciudades de Galicia y En Marea es segunda fuerza política.

    Nadie en Galicia discutiría al día siguiente la estrategia de unidad, ¿Pero qué pasó durante las negociaciones? No en la mesa y sus dificultades, si no en las bases. Pues en las dos formaciones pasaba lo mismo. Anova acababa de iniciar un viaje en solitario en el que creían que iban a triunfar y les hablaban de un nuevo nombre y extrañas alianzas de difícil recorrido con una fuerza que creían marginal. Por su parte en EU había mucha gente que no estaba para experimentos, ahora que podíamos entrar nadie quería un socio desconocido y como consecuencia de ello poco fiable como compañero de viaje. El debate sobre las siglas no fue pequeño. No pocos no entendieron a Yolanda y la acusaban de ser “Anovita” (trabajar para anova). Pasó el tiempo, una sensación de llenar locales, de generar una ilusión desbordante en la clase trabajadora y en definitiva, de haber elegido el camino correcto se hizo patente al poco tiempo. Ayudaba también que cinco de nuestros compañeros y compañeras de toda la vida de Esquerda Unida fueran ahora diputados/as. La sensación de que compañeros que han estado siempre en la lucha salgan representantes públicos es estupenda. Pero por encima de todo, lo que siempre hizo que AGE fuera un éxito a pesar de sus deficiencias debido a su acalorada velocidad de construcción, fue la confianza en “el otro” que mostraron sus dirigentes.

    Una mirada de desconfianza durante la campaña, un quítame tu que me pongo yo hubiera sido desastroso ¡y empezamos la campaña con un CIS que decía que solo sacaríamos 1 diputado!. Me pregunto que intenciones tendrían las encuestas.

    Desde entonces EU sigue siendo EU, con más presencia en Galicia, en las calles y en las instituciones, con una líder más reconocible, unos estupendos diputados que han hecho una gran labor, una unidad que no ha permitido la proliferación de corrientes internas, alcaldes de movimiento populares con el carné de IU en el bolsillo y por supuesto muchos debates sobre la confluencia como pan de cada día.

    Gracias a esa fortaleza, a ocupar un espacio potencial que la izquierda podía ocupar, Podemos llegó con el campo ideológico ocupado y tuvo que aceptar formar parte de él. En Marea fue un proceso muy distinto por ejemplo a En Comú Podem, donde la organización tenía una historia diferente y el papel de IU en el proceso tampoco era el mismo.

    Esquerda Unida no ha vivido momentos fáciles a pesar de los resultados. La confluencia genera tensiones en cada esquina y problemas cada día. La confluencia fue el mayor reto al que se ha enfrentado esta organización política, pero lo que realmente acaba haciendo mella son los procesos opacos y poco democráticos. Hemos aprendido mucho en Galicia de que es y que no es una confluencia y como deben hacerse las mismas. Vivimos tiempos convulsos y rápidos que exigen procesos imperfectos de unidad y es esa exigencia y no otra, la que realmente hace daño.

    Yo fui uno de los que no creía en la unidad. No por quién nos juntábamos si no por nuestras siglas, nuestras historia, por el miedo a no representarnos a nosotros mismos, a desaparecer. Primero AGE, luego participando en una Marea “partido instrumental” con la que crecimos finalmente como organización y nuestras ideas, y finalmente con la unidad con Podemos dentro de En Marea. Hemos aprendido que la confluencia puede ser un acierto o puede ser un error, pero que es nuestra estrategia, nosotras la votamos y nosotras hemos crecido lo inimaginable hace apenas unos años con una Yolanda al frente de una organización a la que ya no acusan de ser de Anova si no de Podemos. Hay cosas que nunca cambian, las acusaciones siguen siendo del mismo tipo y Yolanda sigue siendo la misma persona que se creía eso que de lo nuestro era un movimiento político y social, una persona que no se conformaba con entrar en el parlamento, que hablaba de confluencia y se la creía, alguien que sin que nadie se lo pidiera era capaz de ceder su seguro puesto de salida para que encabezara la confluencia alguien de otra formación política (Beiras), alguien que estaba dispuesta a jugarse el cargo si hacía falta para apostar por la unidad. Alguien que sencillamente nunca preguntaría la famosa frase “¿Y qué hay de lo mío?”.

    Mientras Izquierda Unida teme a sectarios y a traidores por igual, así como a personas que dicen una cosa pero actúan de otra forma muy distinta, en Galicia hay debates que van más allá de la confluencia. Se habla de más participación, no de desaparición. Se habla de diferentes visiones políticas, pero no de traiciones. Los retos son grandes, pero seguimos creciendo. Tengo la sensación de que IU está en los mismos debates que tuvo Esquerda Unida hace ya años. Aquí se ha cedido mucho y se ha ganado mucho. Cada día nos vemos al espejo y nos reconocemos, no ha sido en vano.

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